Autohomofobia
La involuntaria salida del closet de la homosexualidad de Fabián Lavalle Fabiruchis, crítico de espectáculos en radio y TV nos confronta a la autocensura de una parte importante de la comunidad gay que continuamente señala con el dedo como homófoba a la heterosexual. Javier Porras Kuri –nombre verdadero de Fabiruchis- entró a un hotel de paso de la Colonia Roma acompañado de un sexoservidor de nombre Alfredo Cervantes Landa quien durante el acto sexual amarró al comentarista a la cama con una sábana, lo golpeó hasta romperle al menos la dentadura tras lo cual le robó la cartera y otros objetos personales. Este drama pasional que más parece folletín de quinta ha producido reacciones curiosas. Por un lado, consumar una venganza contra Lavalle que ha tenido más de un enfrentamiento con sus colegas y ex compañeros de trabajo y la otra, el censurar su homosexualidad en esos mismos medios donde laboran muchos que son tan o más gays que Fabián, sólo que al igual que políticos, miembros de grupos religiosos, empresarios, actores y deportistas que gustan de su mismo sexo, muchos aún no reúnen el valor para enfrentar a la sociedad tal y como son y prefieren el camino de la doble vida, alquilando los servicios de “novias” o “novios” o recurriendo a matrimonios pantalla, algunos arreglados y otros valiéndose de un perenne engaño contra sus inocentes e ilusos cónyuges. Se habla de que la sociedad es homófoba pero ¿quién lo es más? ¿los heterosexuales aparentemente intolerantes o los homosexuales agazapados? La homosexualidad, masculina y femenina, es un asunto complejo desde la perspectiva médica, social y religiosa. Las investigaciones más recientes indican que en forma constante entre un 10 y un 18% de la población manifiesta atracción hacia su mismo sexo sin que medie un factor de abuso sexual como determinante. Un importante estudio de la Universidad de San Diego realizado hace algunos años pretendió demostrar que anatómicamente hay cambios visibles en la morfología cerebral a nivel de la Silla Turca o hipotálamo, centro control de las principales hormonas ya que es el enlace entre el Sistema Nervioso y el Endocrino. Al parecer, cuando existe una anormalidad en esa zona, las hormonas sufren alteraciones produciendo el desbalance que lleva a la atracción hacia el propio sexo. Se ha intentado explicar lo que bíblicamente se marca como “abominación” de mil maneras y con ello coartar las libertades religiosas y civiles de los homosexuales, pretendiendo que es un vicio o aberración capaz de ser modificada o controlada a voluntad mediante terapias de choque que se parecen mucho a las barbaridades utilizadas en el reacondicionamiento conductual de la estupenda novela y película británica Naranja Mecánica. Resulta por demás interesante que socialmente estemos dispuestos a etiquetar como enfermos a los drogadictos y que jurídicamente se les deje libres de culpa en el binomio compra-venta del narcotráfico, pero estemos preparados para lapidar a pedradas a los homosexuales que en algunos países del mundo musulmán como Irán o Irak, esta lapidación es física, no nada más moral o social. El miedo a confesar primero al padre o la madre que se tiene atracción hacia el propio sexo lleva al niño o niña a vivir en perpetuo estado de crisis. Los padres casi siempre se dan cuenta pero como dicen los clásicos, se hacen los locos, y esperan que un noviazgo o matrimonio cure al vástago. La mejor muestra de ello es la Opera Prima de Jaime Humberto Hermosillo, la durísima pero espléndida cinta Doña Herlinda y su Hijo que pinta con pelos y señales hasta donde la madre se convierte en la tapadera social del hijo. En especiales circunstancias de encierro y cautiverio, en barcos, internados, orfelinatos, seminarios, prisiones, etc. el ser humano ávido de contacto emocional intercambia favores sexuales por el privilegio de cercanía y protección para regresar a su conducta heterosexual una vez que su entorno social se restablece. A esto algunos llaman bisexualidad u homosexualidad selectiva y aquel que ha vivido el episodio lo tiende a dejar en el pasado como incidente aislado para continuar con una vida heterosexual sin asumirse jamás como gay. Incluso la parte dominante o activa de la pareja, que somete a la otra, mira esto como demostración de machismo, no de inclinaciones contra natura. Sin embargo, cuando estas conductas son forzadas pueden condicionar al sometido a continuarlas en un círculo patológico de victima-victimario, marcadas por la culpa y un desequilibrio emocional capaz de expresarse en cualquier forma y patología. En todos los casos, la presión religiosa, social y sobre todo familiar hacer muy difícil asumir la sexualidad diferente a la etiquetada como normal por miedo a perder estimación, prestigio y oportunidades si se conoce la verdad. Es entonces que se dice que la homosexualidad es de closet, porque se vive encerrado en un pequeño nicho en que se cuida, cada frase, cada mirada, cada gesto y se tiende a sobrecompensar con actitudes extremas de machismo o hiperfeminidad, adoptando la pose de playboy o casanova en los hombres y de la eterna coqueta en las mujeres. Sin embargo el espejo social tiene una luz capaz de filtrar esos estereotipos y en un mundo mediatizado en que hemos sido bombardeados por información y estímulos ya resulta muy difícil taparle el ojo al macho aún cuando se intente la suerte suprema de mostrarse a los ojos de la sociedad como felizmente casado y con varios hijos cuya presencia ya no garantizan la inclinación sexual correctamente aceptada. No se necesitaba ser muy ducho, vivido o inteligente para darse cuenta en el tono de voz, actitud y conducta de Fabián Lavalle que su gusto por los hombres era evidente, aún cuando de tarde en tarde criticara abiertamente a otros colegas que cojean del mismo pie y que no se limitan sólo al área establecida como de “las locas desmecatadas” que se dedican a la crítica de espectáculos, la moda , peluquería o belleza o a destazar telenovelas, porque compañeros del mismo bando que Fabián se autocensuran y esconden en otras áreas más serias y formales de la comunicación bajo el barniz y bigotes del macho más macho tras el cual se agazapa una niña frágil y temerosa. La tapadera usual de aquellos que pasaron de solteros codiciados a solteros sospechosos es el continuo rotar de novias, sobre todo súperfemeninas, sexys y espectaculares, muchas contratadas para fingir esa posición o engañadas con la zanahoria de una oportunidad laboral o un atractivo matrimonio. Aquellos que presionados socialmente se casan y tienen hijos, denotan una extraña tensión con la pareja que quizá ignorante, busca mediante dietas, masajes o tratamientos, darle al clavo para reconquistar la atención cada vez más dispersa del cónyuge y que recurren a estimulantes o alcohol para ahogar su tragedia, asunto muy común en el área política de alto nivel. Quizá por ello es muy digna y encomiable la actitud de Christian del grupo RBD que en vez de dejarse chantajear como el Visconde Linley o tantos famosos más, tomo al toro por los cuernos y arriesgándose a perder el status de mega estrella de moda prefirió hablar a sus fans con la verdad. Si este joven puede ¿los otros gays de closet quizá con menos que perder no? Dicho esto, ¿quién reprime a quién? ¿quién censura a quién? ¿quién es el verdadero homófobo? ¿por qué no salen del closet? Fabián Lavalle lo hizo de una manera involuntaria, aunque freudianamente hablando los accidentes no existen y en el fondo de nosotros los provocamos para lograr una ganancia neurótica. Quizá a Fabiruchis le pesaba ya la máscara, quizá buscando relaciones peligrosas intentaba autocastigarse por ser distinto, no sé. Lo que si sé es que la mentira tiene patas cortas y la verdad no tarda en alcanzarlas, seas quien seas, algún día hasta lo que más íntimamente resguardas invierte los papeles y tu secreto se torna tu carcelero. Hoy el grupo gay de México está en pánico ante la posibilidad que la siguiente relación casual de alguno de los famosos y famosillos que viven en el closet termine igual y la reflexión es ¿por qué no aprovechar la coyuntura y salir? Finalmente aún con los escándalos más grandes, esta sociedad ha perdido tanto la capacidad de asombro que la noticia de ocho columnas que todos hoy comentan, dentro de tres días está envolviendo aguacates y le sucede como al pescado, se pudre. Por ello puede convalecer tranquilo Fabiruchis, hoy lo hemos trapeado y cuestionado su autocensura o autohomofobia y cuando la tinta aún está fresca ya estamos a la caza de las novedades de mañana. http://olganza.com/2007/10/31/autohomofobia/
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