Los hijos sin 10 de Mayo
Víctimas de la actual violencia en el país, en los que va de este sexenio gubernamental, hay miles de niños como en Ciudad Juárez, Alberto y Daniel. El periódico publicó hoy su tragedia.
Nohemí Barraza
Hasta hace seis meses, Dolores pensó que ya no cuidaría niños, sus hijos crecieron y su labor de mamá era distinta, sin embargo, la vida la tomó por sorpresa.
Ante la ausencia de su hijo muerto y la indiferencia de su nuera, la mujer tiene a su cargo a sus dos nietos, de tres y cuatro años de edad, quienes quedaron en la orfandad, víctimas de la violencia en esta frontera.
“Le dieron un balazo, hoy cumple seis meses de muerto y ahora tengo que cuidar a mis nietos. Vendo dulces, comida, lo que puedo para poder sostenerlos”, dijo al mostrar un pequeño puesto de lámina colocado en el exterior de la vivienda.
En noviembre del año pasado, Sergio, de 27 años, perdió la vida. Al salir de su casa para dirigirse al trabajo, una bala perforó su cuerpo y aunque logró sobrevivir, un mes después falleció luego de que la herida se infectara.
“Nunca pensé que se me iba a morir mi hijo, y tan joven… lamentablemente le tocó a él y aunque no era un balazo que pusiera en peligro su vida, murió porque los doctores lo dejaron morir, fueron ellos los que dejaron que se muriera porque no lo atendieron bien, se le infectó la herida y así lo dieron de alta”, dijo la mujer mientras lloraba.
La tragedia marcó la vida de Dolores Reséndiz: en poco tiempo quedó viuda, perdió a su mamá y hace seis meses a uno de sus tres hijos.
Luego de la muerte de Sergio, Claudia dejó a sus pequeños al cuidado de la abuela, y en medio año los ha visitado solamente en tres ocasiones.
Dolores relata que a los dos días de haber fallecido su hijo, la mujer le llevó a los niños y junto con las actas de nacimiento, se los entregó.
“Ellos son felices, no les falta su comida, los acuesto temprano, gozan hasta de los dulces y paletas, el mundo de ellos son ellos mismos, yo y mi otro hijo de 15 años. Yo siento que Sergio está tranquilo porque ellos están conmigo.
Dora Dávila, titular del Centro Ciudadano de Atención a las Personas Víctimas de la Violencia, señaló que ante la situación de inseguridad, las agrupaciones civiles se han percatado de que gran parte de las mujeres que perdieron a sus hijos en la lucha contra el crimen organizado han tenido que quedarse a cargo de los nietos, asumiendo con ello el rol de madre.
Algunas abuelas lo hacen porque las nueras o hijas murieron en el mismo hecho violento, o simplemente porque abandonaron a los niños, mientras que otras, porque las viudas se encuentran en deterioro emocional y no pueden hacerse cargo de los hijos.
“Se está cargando sobre los hombros de las abuelas porque las mujeres que quedan viudas están desesperadas, unas buscan trabajo para sacar a sus hijos adelante y los niños se quedan con las abuelitas, aún cuando no, las abuelas están cargando con los nietos”, explicó.
Además, señaló que se han disparado los casos de mujeres enfermas, las cuales se vuelven doblemente vulnerables: por la muerte del hijo o esposo y por la enfermedad.
“Emocionalmente están muy mal, se enferman mucho pero además ha habido como una epidemia con las abuelas, mamás y niños, hay sensación de desprotección y vulnerabilidad, hemos comprobado con médicos que el sistema inmunológico de ellas está bajo”, indicó.
Dijo que las mujeres presentan gripes, alergias, enfermedades de la piel y hasta cánceres, situación que la relacionan con la violencia e inseguridad.
“Son mujeres muy estresadas porque además las abuelas están con su carga propia y todavía están apoyando a las nueras o hijas”, señaló Dávila.
Dijo que muchas mujeres cuentan con esa carga pero además apoyan a sus vecinas y parientes que están en las mismas condiciones por haber perdido a un familiar debido a la violencia. “Están solidarias pero al mismo tiempo sufriendo doble”.
Dolores se encuentra en la misma situación. Aunque ya padecía diabetes, la enfermedad se agravó con la muerte de su hijo y, aunque tiene 49 años, asegura que la desgracia, aunada a la preocupación por los niños, la ha llevado a un envejecimiento prematuro.
“Yo me pongo a pensar ¿qué va a pasar con ellos cuando yo falte? Le digo a mi hijo de 15 años que cuando yo llegue a faltar no los abandone, le digo que los cuide y eso es lo que me preocupa”, expresó.
Ella y muchas otras mujeres que perdieron a sus hijos o esposos, no podrán festejar el Día de las Madres; el dolor las agobia y no tienen ilusión.
“Me voy a encerrar y cuidar de los niños, no hay festejo, no hay alegría”, dijo Dolores.
La encargada del Centro Ciudadano de Atención a las Personas Víctimas de la Violencia aseguró que las autoridades siguen sin responder a la problemática. “El seguro popular es un desastre, la gente casi se muere y ni esperanza de que las atiendan, es otra carga de desprotección para ellas porque no les resuelven y como asociaciones civiles no nos damos abasto, trabajamos con las uñas y con más buena voluntad que con recursos”, señaló.
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